Educación y medios
Por Alfredo Elejalde F. Lima, Octubre de 1996.
(17-07-2003)
url http://macareo.pucp.edu.pe/~elejalde/ensayo/edumedios.html
Introducción :
La relación entre el uso del lenguaje y el desarrollo de las capacidades intelectuales y emocionales del usuario es más estrecha de lo que se deduce de la lectura de los libros de texto escolares. Después de un examen de algunos de los libros más difundidos en la enseñanza escolar media de nuestro país, y de algunas reflexiones producto de la experiencia docente en colegios, institutos superiores y universidades, me he animado a escribir estas líneas con la intención de abrir el debate.
El lenguaje y el pensamiento se relacionan fuertemente. Desde algunas perspectivas, aquél es expresión de éste; desde otras, son lo mismo. En cualquier caso convendremos que la claridad de la expresión verbal debe idealmente acompañarse de la claridad del razonamiento, o viceversa. Esto no siempre es así. Hay personas brillantes incapaces de verbalizar inteligiblemente su pensamiento, y hay también una gran masa de individuos que no tiene el problema de exponer coherentemente sus argumentos porque simplemente no ha llegado al nivel de la argumentación. El sistema educativo es una de las causas de esta situación: por un lado, aquéllos que sí argumentan y se expresan con fluidez están atrapados pues no se favorece el mantenimiento y desarrollo de sus cualidades; por otro, a los que fallan en la expresión o la argumentación o ambos no se les permite superar sus deficiencias. El estudiante está atrapado y cuando se gradúe seguirá así.
Los escritos de los alumnos de los Estudios Generales (1), por ejemplo, no muestran ni conocimiento del tema ni un aceptable manejo del lenguaje. Sus problemas usuales son: tendencia a la síntesis, ausencia de explicaciones, inexistencia de demostraciones, incoherencia temática, sintaxis caótica, puntuación confusa, mala comprensión de la bibliografía, y un largo etcétera. Creo yo que sí es posible lograr que una persona mejore substancialmente el nivel de su expresión escrita sin salir de los límites del sistema educativo. Con este objetivo en mente, en las líneas siguientes mostraré de qué manera la metodología de la enseñanza del lenguaje y la literatura en el colegio, y algunas veces en las universidades, fomenta el caos y la disgregación de la estructura de los escritos de las víctimas del sistema educativo. Por otra parte, la comprensión de estos problemas será situada en un marco conceptual referido a la evolución de los medios de comunicación y de los modos del razonamiento.
El primer problema nace de la necesidad de dar "cultura" que ha llevado al error de pretender enseñar "todo". El resultado es un currículo escolar que incluye cientos de acápites por año. Se debe ver todo y por lo tanto hay que proporcionar panoramas. Toda la literatura universal en un año (2)... y, en la mayoría de los colegios, ¡sin leer un solo libro! Libros de texto que incluyen todos los autores, pero que dedican sólo un par de párrafos y la cita de un fragmento infinitesimal de alguna de sus obras a cada uno. Sucesiones de períodos y autores presentados por pedazos inconexos. 45 minutos de clase para Byron, 2 horas para El Quijote, 30 versos del Cid, 2 páginas de La casa verde, 1 cuento de Ribeyro, Absalón, Absalón, ese desconocido, ausente, ¿quién será Eliot?
La incoherente heterogeneidad de los textos de lenguaje y literatura se percibe claramente en estructuras como la siguiente, tomada de Alvarado, Hernán. "Sexta unidad: Vanguardismo e indigenismo En: Lenguaje y literatura. 4° de secundaria. Lima, Quipu, 1992, págs. 141-170 (este texto es un ejemplo de cómo los programas del Ministerio de Educación obligan a los autores a repetir el error) : la unidad Vanguardismo e indigenismo de un texto típico para cuarto de secundaria incluye una página para explicar qué es el vanguardismo; un párrafo, un poema de España, aparta de mi este cáliz, dos poemas de Los heraldos negros y uno de Poemas humanos para César Vallejo; un párrafo y el poema Polirritmo dinámico o Gradín, jugador de foot-ball para Juan Parra del Riego... y punto final para la vanguardia. Luego, una página para explicar qué es el indigenismo; un párrafo y un fragmento de... ¡Matalaché! para el "indigenista" López Albújar; un párrafo y un fragmento de El mundo es ancho y ajeno para Ciro Alegría; y un párrafo y un pedazo de Todas las sangres para Arguedas. Dentro de la misma unidad siguen temas tales como El castellano en debate que incluye una nota periodística intitulada Cada vez se habla peor, afirma director de Real Academia Española y un escrito ¿Es el castellano el idioma de Dios?, ejercicios, una caricatura, algunas reglas para usar correctamente algunos signos de puntuación, un párrafo explicando qué es un contrato y un modelo de ese tipo de documento, dos fotografías y la exigencia de describirlas e interpretarlas, y finalmente una lista de características del lenguaje lejanamente emparentadas con el Curso de lingüística general de Saussure. En conclusión, demasiados temas poco o nada relacionados entre sí en un solo capitulo y explicaciones necesariamente superficiales. Ríos de información que piden a gritos sustancia que les dé peso y forma que los haga inteligibles, que se saben condenados al olvido, al repudio o al examen de múltiples alternativas para el ingreso a universidades e institutos superiores. El bosque impide ver la rama donde la rama es lo primero y es dorada.
Además, la escuela necesita mostrar al alumno que la literatura ha cambiado con el tiempo. Para ello recurre a periodificaciones de la historia literaria harto discutidas por los especialistas. Por ejemplo, "Neoclasicismo", "Romanticismo", "Realismo", "Simbolismo", "Naturalismo", "Vanguardismo", "Indigenismo" y "El boom" son algunos de los términos escogidos para significar épocas distintas. Estas etiquetas literarias son acompañadas por una lista de sucesos históricos que supuestamente deben dar el contexto social de las obras. Lo siempre ausente es la transición de una manera de escribir a otra y sus correlaciones con los desarrollos de los medios de comunicación, y es eso quizás lo más importante. Estos términos-etiquetas son aplicados a textos en función no del tratamiento literario de los temas, sino de los temas mismos de las obras y de sus contextos sociales. Por ejemplo, se enseña que el indigenismo responde a una inquietud por las condiciones de vida de los indígenas, que sus obras tratan de las tradiciones, la transculturación o la explotación, pero no se dice cuáles son las peculiaridades de su escritura.
Hay otros casos en los que se mete la literatura en compartimientos estancos; por ejemplo, se habla de un periodo romántico peruano pero no se conoce el romanticismo europeo y, por lo tanto, no hay más que una muy mediocre escala para medir los productos americanos. La escala es el mismo libro de texto escolar donde los desconocidos Lord Byron y Novalis están condenados a 5 líneas cada uno y, a veces, a algún fragmento suelto. En otras palabras, en la búsqueda de una coherencia expositiva se llega a una fragmentaria coherencia - o coherente fragmentación - de la exposición: ésta se organiza alrededor de etiquetas mal definidas para ilustrar procesos literarios concebidos no en función de sus características literarias sino de sucesos ajenos a la naturaleza misma de las obras (Vea : Poética de la frustración. Elejalde, 1997).
Por otra parte, el abuso de los exámenes de múltiples alternativas atenta contra la mente humana en la escuela, en el examen de ingreso a universidades e institutos superiores y durante los mismos estudios post-escolares. Este tipo de exámenes tiene su lugar en un sistema cuyos profesores tienen las aulas sobrepobladas y no pueden calificar los exámenes de tantos alumnos de otra manera (algunos profesores de secundaria tienen a su cargo hasta 200 alumnos ellos solos. Lo mismo pasa en la educación post-escolar), y donde la lectura de los libros es reemplazada por simples amasijos de información. Parte de la solución ha de consistir en la casi proscripción de los exámenes de múltiples alternativas, los de espacios en blanco para rellenar o aquéllos de más de 4 preguntas y menos de 5 renglones para responder a cada una. Además, debe necesariamente acabarse con el hacinamiento en las aulas.
Los medios y la educación :
Esta opción pedagógica por la mera información responde a una tendencia similar de la sociedad contemporánea. Esta, marcada por los medios electrónicos, impone formas de cultura distintas cuyos efectos vivimos hoy. El predominio de la oralidad, la escritura manual, la imprenta, la masificación de los productos impresos y, finalmente, de la radio, el cine y la televisión ha sido vinculado con los modos con que los hombres se han relacionado con el saber a lo largo de la historia. Así, la sociedad oral es grupal, tribal; el saber se recita, la historia es compuesta en poemas épicos y la medicina se transmite hablando de maestros a aprendices puesto que el oído y la mnemotecnia son las claves de la tradición. En el campo del arte, los poetas no se interesan tanto por la invención como por la reelaboración; y los poetas premiados suelen ser los mejores recreadores de las mismas viejas historias vinculadas con la tradición amorosa, épica o religiosa. Posteriormente, la aparición de la escritura manual permite mejorar la contabilidad, registrar la palabra divina, suprimir las técnicas mnemotécnicas, registrar observaciones sobre la naturaleza y elaborar códigos de leyes. El saber se desplaza de la repetición a la argumentación o de la argumentación oral a la escrita. Se desarrolla la lógica, la filosofía, y las obras literarias quedan fijadas. Entonces aparecen individuos y grupos de especialistas que escriben para otros especialistas. El público iletrado y mayoritario consume la prestigiada palabra oral de los sabios, lo que hace obvia la relación entre el dominio del saber y las estructuras del poder.
Luego la imprenta fomenta el individualismo: cada individuo, frente a su libro, tiene la posibilidad de elaborar sus propias conclusiones. El aumento de la producción de libros permite que el saber circule entre grupos mucho más amplios de lectores. De esta manera los libros sagrados, los textos científicos y los políticos se hacen asequibles a los grupos sociales emergentes que ya los demandaban. La universidad desplaza al monasterio en la conservación y elaboración de un conocimiento que se hace más complejo por las necesidades de liderazgo de entidades políticas y económicas mayores. La producción de saber matemático, económico y financiero recibe entonces un fuerte impulso. En el área de las artes, los letrados reciclan constantemente los temas y las formas de las literaturas más antiguas y se concentran en un público mayor. Aparecen formas literarias alternativas a la preceptiva grecolatina mientras que los grupos iletrados consumen productos pensados especialmente para ellos.
Baste comparar el teatro griego o el romano con el de Lope de Vega, o el de Corneille con el de Shakespeare para entender la vitalidad de las alternativas a la preceptiva clásica. Por otra parte, los iletrados y los semianalfabetos solían consumir impresos llenos de ilustraciones que hacen recordar las historietas modernas o las páginas de los libros actuales de enseñanza secundaria, llenos de figuritas y diagramas
Ya en los tiempos modernos, la tónica la da la masificación de los productos de la imprenta. En 1814 el Times de Londres puede por fin realizar mil cien impresiones por hora gracias a la prensa de dos cilindros y ya cualquiera puede enterarse de los sucesos recientes. Por otra parte, el nuevo público y el autor establecen un diálogo constante a través del periódico en la novela por entregas, en el folletín, y en las presiones de las pujantes casas editoriales. Lo anterior significa que los libros, fabricados en grandes cantidades, están sujetos a las fluctuaciones de mercados más grandes y más populares; en otras palabras, se sujetan a los requerimientos de la demanda masiva. Aparecen también las bibliotecas públicas que se suman a las de palacios, monasterios y universidades. Es en este mundo aburguesado que se desarrollan el romanticismo el realismo y el simbolismo y ya casi nada es igual a los siglos precedentes. La literatura deja de simplemente reelaborar y se dedica a inventar tramas ingeniosas donde lo importante es la acción. El artista, liberado de los gustos de su aristocrático mercado de antaño, y económicamente independiente, experimenta ya no sólo con los temas sino también con los modos de expresión. Es en el siglo XIX que la novela y la pintura realista hechas para el gran público coexisten con un arte de minorías que inventa mundos sugeridos. Gauguin, Van Gogh, Baudelaire y Lautremont pueden crear mundos posibles - o imposibles - y ganarse la vida.
En el s. XX., los hijos de este público se enfrentan a la explosión del saber, a la radio, al cine. La cómoda visión del hombre racional centro del universo es pateada por Darwin, Freud, Marx y Einstein; la radio y el cable submarino informan qué pasa al otro lado del mundo en el mismo día, y la gran guerra termina con el sueño del progreso industrial indefinido. Todo aumenta de escala: el conservadurismo y la rebelión, la industria y la pobreza, las finanzas y la política.
Entonces el arte de vanguardia profundiza la búsqueda de nuevas maneras de escribir, se hace eco del desgarramiento de las cómodas e insuficientes formas tradicionales de ver el mundo, y protesta. Por otro lado, las ideologías y las comunicaciones se hacen planetarias... y hay que informar. En este siglo los modos del pensamiento se empiezan a desplazar del patrón lineal del libro a la simultaneidad de la imagen.
El uso de la imagen trae ventajas y desventajas. Hoy, los noticieros televisivos transmiten, en tres horarios, mucha información fácilmente digerible, pero la dificultad de razonar sobre la historia por medio de la hipnótica narración audiovisual de los hechos desliga la noticia de los procesos sociales que la enmarcan. La ficción televisiva aleja de la palabra escrita y, con ella, de la lógica argumentativa clásica. La gente lee menos o lee periódicos y ve televisión. Si por un lado el periódico y la televisión democratizan el saber de la sociedad, por otro, no pueden argumentar detenidamente sobre nada y se ven obligados a usar otras maneras de razonar. Los medios masivos, bajo la tiranía del tiempo, se limitan bien a informar de los hechos, bien a condensar argumentaciones o presentar sólo sus resultados. Como consecuencia, el hecho aparece descontextualizado y las argumentaciones banalizadas.
Dentro de esta tónica, se está imponiendo poco a poco la idea de que los libros de textos escolares deben ser atractivos, posición que comparto, y junto con esta idea están apareciendo más y más libros llenos de coloridas láminas y cuadros sinópticos. En el campo de la informática, por otra parte, se suceden las ediciones de enciclopedias - profusamente adornadas de videos y música - en discos compactos. Se suele olvidar que estos materiales son meras herramientas auxiliares que no deben suplantar a los libros tradicionales. El libro tradicional puede no ser tan atractivo como el libro con figuritas del mismo modo que el tractor es menos elegante que el convertible rojo, pero el libro es rentable intelectualmente de un modo que las figuritas no pueden serlo. Noconfundamos el criterio pedagógico del placer del trabajo académico con el criterio publicitario del spot televisivo. Los alumnos del colegio deben leer libros "tradicionales", aunque no les guste la presentación, y los profesores no podemos ni debemos reemplazarlos con figuritas siguiendo el criterio de un modernismo que no tiene mucho de modernidad. Las figuritas sí pero sólo como herramienta auxiliar.
Para terminar :
Quizás ésta no sea la mejor solución pero es ya un enfrentamiento a los problemas del semianalfabetismo, la masificación de la comunicación, la oralidad y la fragmentación del conocimiento en la cultura de la información. A sólo siete años del s. XXI debemos dejar de pensar y actuar como en el s. XIX. Sin embargo alguien podría decir que esto es una gran utopía porque el primer paso tendría que consistir en la reeducación de la mayoría de docentes en el Perú, y no se equivocaría. Definitivamente hace falta dirección e inversión para elevar la calidad de los cuadros de docentes. Estoy seguro que un buen primer paso podría ser el efecto de cascada que se iniciaría por la modificación de los exámenes de ingreso. Así se obligaría a las instituciones educativas a buscar profesores adecuados a la nueva realidad y, por consiguiente, los centros de formación de docentes tendrían que modificarse a sí mismos para cubrir los nuevos requerimientos de la demanda laboral. Por supuesto, los resultados no se serían sino a mediano y largo plazo pues son varias generaciones en ejercicio las que tendrían que adaptarse o ser reemplazadas, y eso toma tiempo.
NOTAS :
Nota 1 : Prueba de la incoherencia de la expresión escrita de estudiantes universitarios es la siguiente transcripción de la respuesta a una pregunta de un examen final del curso de Lengua I. Se pidió a los alumnos que expliquen las relaciones entre el lenguaje y la sociedad. El escrito debía mostrar la lectura de los ensayos "Cogito interruptus", "La multiplicación de los media", "Una fotografía", "Lo cómico y la regla" y "Elogio de Santo Tomás". En: Eco, Umberto. La estrategia de la ilusión. Barcelona, Lumen, 1986. Todos los ensayos fueron leídos, analizados y discutidos en clase. Veamos la respuesta de la alumna: "El lenguaje es una forma de comunicación, esta puede ser escrita, hablada, por imagen o por fotografías. Eco da un ejemplo de como una fotografía publicada en un periódico, produce un efecto psicológico a la gente que empiesa a imaginarse lo que en ese momento ocurrio o de como a podido el fotografo captar esa imagen todo esto antes de leer la leyenda de la Fotografía. Pero eso en si no importa lo que interesa es que, en si la gente se entere y compre el periodico para enterarse mas sobre el asunto. ".
Nota 2 : En un año se debe estudiar toda la literatura universal, de La Ilíada de Homero a Opiniones de un payaso de Böll; o toda la literatura peruana de Ollantay a Historia de Mayta de Vargas Llosa. La obvia consecuencia es la superficialidad del saber. Nada es conocido realmente a fondo. El problema se agrava cuando el texto escolar incluye además temas correspondientes al estudio del lenguaje como "El ensayo", "Los medios masivos de comunicación", "La preparación de facturas", "La naturaleza plurilingüe y multicultural del Perú", etc. Me pregunto cuántos acápites incluirán los libros de texto del año 2,150.
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