Por: Jorge A. Hidalgo Toledo
En medio de la reunión en casa de la abuela Emmanuel le comentó a Fernando que dejara de mandar mensajitos vía celular. “Qué no ves que la tecnología destruye familias. Vuelve a la gente insensible, huraña y la aísla del mundo”. A lo que Fernando contestó: “Le estoy escribiendo a mi esposa, para que pase por mi hijo y no se olviden de traerle un regalo a la abuela”.
En medio de la gran discusión pública sobre si nos encontramos ante el fin de la familia, la caída de las instituciones, la decadencia de los valores, los atentados en contra de la vida, el tema de la tecnología pareciera ser menor. Ahora bien, si volteamos la moneda y vemos el acelerado desarrollo tecnológico y mediático emprendido en el tercer milenio, la familia parecería una institución olvidada por los desarrolladores en su afán por ofrecer a cada individuo la posibilidad de personalizar todo dispositivo.
No obstante, hace unos días llegó a mis manos el más reciente estudio de investigación encargado a Yahoo! y la agencia global de medios OMD, denominado: It’s a Familiy Affair que pone en entredicho muchas de las ideas preconcebidas que tenemos en relación a la familia en la era digital y el lugar que ocupa la tecnología en la evolución de dicha institución.
La investigación que comprendió una fase etnográfica y otra cuantitativa en línea entre más de 4,783 personas mayores de 18 años de 16 países en Asia, Europa, Australia, Norteamérica y América Latina con un apartado dedicado a México deja ver macrotendencias en cuanto al consumo mediático, la posesión de tecnología, el uso dado, así como el perfil de familias existentes y sus valores.
En primer lugar llama la atención ¿por qué dos instancias internacionales tienen tanto interés en el tema de la familia si ambas están dedicando sus esfuerzos por posicionar las tecnologías de información –altamente individualistas- en los mercados globales?
Después de revisar el estudio pareciera que la respuesta emerge en modo espontáneo: para impactar mediática, económica y culturalmente en la era digital, urge entender lo que está ocurriendo al interior de esta institución. La familia en voz de sus miles de encuestados, sigue siendo, pese a todas sus transformaciones, el centro, lo más importante, lo que dota de sentido, esperanza y apoyo a todo miembro de la sociedad.
Quien desea penetrar en los distintos mercados globales debe comprender la naturaleza y las transformaciones globales que está sufriendo la estructura familiar por tres causas: los movimientos demográficos, los cambios geopolíticos y la sobrecarga informativa. Dicha comprensión le permitirá a los inversionistas, mercadólogos, publicistas e informadores poder entender dónde se encuentran sus áreas de oportunidad. Y a los antropólogos, sociólogos, psicólogos y humanistas, entender los modos de comunicación, entretenimiento y valoración de los espacios de ocio y esparcimiento.
Veamos pues algunos de los principales hallazgos presentados por el estudio.
La familia: ¿una transformación de mercado?
Para comprender las tres principales macrotendencias registradas por Yahoo! y OMD es importante ver cuáles han sido los grandes cambios demográficos, geopolíticos y tecnológicos sufridos en el mundo:
Cambios demográficos: La demora del matrimonio hasta después de los 30 años y el aumento de las familias monoparentales, siendo un cuarto de las familias norteamericanas. Los hispanos se convierten en la primera minoría en los Estados Unidos por encima de los afroamericanos. Los altos costos de la vida han orillado a los jóvenes orientales a regresar a cada de los padres (hoy día se les denomina la Generación Boomerang). El crecimiento de la expectativa de vida ha llevado a más de 20 millones de nortemericanos a cuidar de sus padres. La población de niños en familias interraciales se ha triplicado.
Cambios geopolíticos: Aumento exponencial del tráfico internacional y los movimientos migratorios, los tratados de libre comercio, las subcontrataciones internacionales, el poder de compra, la globalización informativa hacen que el mundo “esté a un clic de distancia”. Esto impacta profundamente a las familias, su estructura y su economía.
Sobrecarga informativa: 1.9 trillones de páginas para más de 718 millones de usuarios de la red; miles de canales de televisión, revistas, estaciones de radio, salas cinematográficas, teléfonos celulares, mensajes vía correo electrónico mantienen al mundo conectado, siempre en línea, informados. Globalmente el promedio de televisiones por hogar es de 2.4, dos computadoras y otros 6.3 dispositivos tecnológicos. La red como las líneas telefónicas celulares son omnipresentes. Nunca como ahora los padres compiten contra los medios y la tecnología por la atención de sus hijos.
Ahora bien, las megatendencias que de ello derivan son:
En primer lugar, la Familia como unidad democrática. La familia global ha demostrado que se encuentra más unida que nunca (pese a su recomposición estructural, geográfica, ética y generacional). Todos los miembros cuentan con una voz cuando se refiere a consumo de medios, modos de entretenimiento y consumo. Particularmente, 33% de la influencia de compra en América Latina está influenciada por la presión que ejercen los niños versus el 67% en Estados Unidos de Norteamérica.
La familia como nodo de interconexión. Las familias globales, están verdadera, profunda y locamente comprometidas y enamoradas de la tecnología y los medios de comunicación. Adoran, por encima de las innovaciones, la posibilidad que les dan de hacer lo que quieren hacer, cuando lo quieren hacer, con quien lo quieren hacer, al mismo tiempo que les mantienen comunicados, entretenidos y haciendo múltiples actividades al mismo tiempo. Pese a lo que uno creería, las familias mexicanas reportaron tener 12.2 dispositivos tecnológicos por hogar versus 11.1 de los norteamericanos (considerando que la muestra era de 17 dispositivos que incluían DVR, Cámaras digitales, Televisión de alta definición, localizadores GPS, teléfonos celulares, reproductores MP3, lectores de DVD, computadoras, etc.)
Las familias globales se esfuerzan por crear el equilibrio perfecto entre los valores tradicionales y el mundo moderno. Los padres vigilan cada vez más el consumo mediático y tratan de encontrar un balance entre “estar siempre conectados” y realizar actividades saludables de baja actividad tecnológica.
¿Qué otras mutaciones se viven al interior de la estructura familiar?, ¿qué nuevo tipo de relaciones y compromisos mediáticos se están estableciendo entre las personas y la tecnología? En nuestro próximo post intentaremos atender dichos aspectos.