viernes, febrero 16, 2007

Valoración de los personajes


Recomendaciones ofrecidas por el P. Felipe Santos para los interesados en analizar y valorar los textos mediáticos.


Valoración de los personajes

En el libro del Génesis, el Señor nos dice que ha hecho al hombre a su imagen y semejanza. Esto significa que todo ser humano es morada de Dios. esto da a cada persona una dignidad infinita, un valor divino.

Esta dignidad se expresa cuando las personas se abren a la realidad y se aferran a la verdad; cuando tienen cuidado de sus vidas y ejercitan su libertad de modo responsable; cuando eligen el crecimiento de llegar a ser plenamente vivas, personas completas, confiando su vida a Dios que nos ha llamado a la amistad con él, y cuando llegan a compartir el amor con Dios y sus semejantes.

El amor, más que ninguna otra cosa, es lo que nos hace semejantes a Dios. El amor es la realización de la personalidad humana, la fuente de nuestras alegrías más grandes. Sin embargo, amar no es fácil para los seres humanos. Y tampoco lo es el sentido de responsabilidad, libertad, renuncia, crecimiento y apertura a la verdad.

En nosotros mismos encontramos energías contrarias - energías negativas, autodestructivas -, una tendencia a mentirnos, a despilfarrar la libertad, a elegir lo negativo y la muerte antes que el pleno florecer de nuestra vida. Nos echamos atrás, tenemos miedo ante las exigencias precisas del amor. Tendemos a caer en la fosa de las serpientes del narcisismo y del rencor, en la apatía y en la autoconmiseración.

San Pablo lo dice claramente:No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero (Romanos 7,19).

Es un hecho que no se puede negar: somos criaturas ambivalentes. Marchamos entre la verdad y la ilusión, el amor y el odio, la libertad y la destrucción, deseos de vida y de muerte.

Este conflicto incesante es el corazón de la condición humana. Y es también materia de narraciones. El motor que pone en movimiento casi todas las historias cómico-dramáticas es el conflicto entre el bien y el mal.

Por eso, en casa, en la escuela y en la catequesis debemos valorar el conflicto, la historia y los personajes que intervienen en ella.


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